Visita al Jardín Botánico

Tajo de la Cisma

Área de la prehistoria. Ficha de trabajo

Podemos dividir el Jardín Botánico en dos áreas, el jardín propiamente dicho, y el área de la prehistoria. En este espacio encontramos algunas representaciones de las construcciones prehistóricas e históricas más representativas de los asentamientos humanos que se han ido estableciendo de manera más o menos estable en nuestro entorno y hábitat a lo largo del tiempo, como son las construcciones funerarias prehistóricas, los dólmenes. También aparecen el tipo de viviendas que ha dado una identidad al entorno como han sido las chozas, símbolo de nuestro paisaje urbano y de la estructura social que lo conformaba.

Comenzamos la visita por la parte alta del recinto, junto a la caseta de información. El recorrido temporal podría comenzar aproximadamente a finales del cuarto milenio antes de nuestra era (es decir los años 3200-3000 a.C.) y se podría extender hasta los inicios del segundo milenio (2000-1800 a.C.). comenzaría por las principales construcciones funerarias localizadas en el entorno de la antigua laguna de la Janda (ahora ubicadas en el embalse Celemín) y el arte rupestre que está asociado a estas instalaciones.

Dólmen

Reconstrucción de uno de los famosos dólmenes de La Janda. Descubiertos a principios del siglo XX (1910s), fueron estudiados en esa época por algunos de los mayores arqueólogos y geógrafos de la época (Cabré, Hernández Pacheco, Breuil…).

Los dólmenes son construcciones megalíticas compuestas por grandes piedras (ortostatos) dispuestas de tal forma que configuraban un pasillo o corredor (a veces con una entrada o atrio) y acababan en un recinto o cámara donde se depositaban los restos de los difuntos. Estaban destinados a la celebración de ritos funerarios, celebraciones de la muerte, la gran preocupación de la especie humana. Se trataban por tanto de templos de piedra. Su localización en la confluencia del río Barbate y sus afluentes como el Celemín (ahora en torno al embalse del Celemín) Están construidos con piedras lisas, bien trabajadas y cuyo traslado implicaba una auténtica organización e ingeniería social y cuyo uso, la celebración de la vida, el instinto de perpetuidad de la especie, son indicadores de sociedades y culturas avanzadas como eran las neolíticas.

Menhir

Los menhires eran piedras verticales que solían estar alineados formando una construcción circular o cromlech, o también en partes de un corredor dolménico o como pilares de la cámara de un dólmen. Su tamaño variaba en función del tipo de construcción del que formaban parte pudiendo llegar a alcanzar hasta los tres metros o más de altura.

En la Laguna de la Janda, el más interesante se localiza en Tarifa.

 El sitio donde aparecían estas construcciones (necrópolis) no era casual, estaban relacionados con el paisaje, el espacio natural, en nuestro caso cabe esperar que el elemento que dotaba de sentido a estas construcciones funerarias, fuera las cuevas del Tajo de las figuras, desde cuyos abrigos se divisaban las tumbas y viceversa.

Tumbas antropomorfas

Su uso es más reciente, abarcando desde la prehistoria hasta la Edad Media.

Se trata de enterramientos en superficie, a menudo dotados de una tapa, aunque se sospecha que en otros casos estaban deliberadamente expuestos a la naturaleza.

Pinturas rupestres

representación de pinturas del Tajo de las Figuras. Han sido definidas como pinturas con un estilo propio (estilo laguna de la Janda) consistente en su seminaturalismo y esquematismo.

Los expertos las han relacionado con las pinturas del Levante español propias del mesolítico (entre Paleolítico y Neolítico, aprox. 7000 a.C.. No obstante tienen rasgos que las diferencian. En ellas aparecen multitud de figuras de todo tipo destacando los ciervos, aves, símbolos diversos e incluso muchos autores consideran que estaríamos asistiendo al inicio de la escritura. Uno de los que más se repite podría representar la figura de un hombre ‘pastor’ poseyendo un rebaño de muchas cabezas lo que simbolizaría el orgullo de la especie humana de dominio de la naturaleza a la vez que un deseo de abundancia, de riqueza y por tanto de subsistencia y perpetuidad.

Choza y horno

Representación de una construcción tradicional, popular por toda Europa, muy asociada al entorno acuífero de La Janda.

  La edificación representada no es una choza propiamente dicha, pues éstas solían ser más simples, de diseño circular y elaborada con materiales menos duraderos como palos y paja.

En realidad se trata de un casarón típico de piedra. El material se extraía de la zona (el porpio espacio es una cantera de roca caliza). Solía disponer de un único espacio o, a veces, dos, y podía contar con una chimenea.

En el exterior se observa un horno de pan, típico del Mediterráneo. Esta construcción ha sido esencial en la vida de los humanos desde la invención de la agricultura hasta hace sólo unas décadas, pues garantizaba la comida mínima diaria.