La zona de la Laguna de La Janda y sus alrededores está considerada una de las zonas más importantes de la prehistoria española. Encontramos dólmenes, tumbas antropomórficas y pinturas rupestres. Abundan en las zonas de El Gamonal (hoy Wakana Lake), en La Mediana o el paraje de Monte Bajo. Además de dólmenes, también existen Tholos (como los de Perrañollo).
Los dólmenes de construcciones megalíticas identificadas como estructuras funerarias. Los dólmenes suelen ser bóvedas o "cajas de piedra", utilizadas para proteger desde restos óseos a objetos metálicos, e incluso joyas funararias y rituales. Son un testimonio de la vida y las costumbres de las comunidades prehistóricas que habitaron la zona, y son un atractivo turístico para los visitantes interesados en la historia y la arqueología.
Tajo de las Figuras. Foto de Juan Cabré. Blog de Salus
Los dólmenes fueron descubiertos en 1916 por el abate Breuil (quien identificó diez de ellos). Aunque se publicaron sus estudios (y algunos otros), éstos pasaron prácticamente al olvido durante casi cien años. En mayo del 2007 el profesor Vincent Jenkin los vuelve a encontrar y pone su hallazgo en conocimiento de la profesora María Lazarich de la Universidad de Cádiz. A partir de ahí se hacen tímidos intentos de limpiarlos y darlos a conocer, hecho que ocurre a partir de 2011.
A fecha de hoy se desconoce cuándo y cómo fueron construidos.
La característica común a estos diez dólmenes es su pésimo estado de conservación. Ahora bien a través de un análisis pormenorizado de los restos arqueológicos podemos conocer su estructura primitiva. Se trata de tumbas megalíticas realizadas a base de estructuras tumulares.
Hay que destacar cuatro elementos: Los ortostatos o grandes piedras verticales, las cobijadas o piedras que cubren horizontalmente los ortostatos, entre ellos una amplia cámara funeraria para los enterramientos colectivos y todo ello cubierto de guijarros formando un túmulo. Este túmulo le otorga la monumentalidad buscada, pues están realizadas para ser fálcilmente vistos e identificables. Como dice María Lazarich: “La estructura tumular presenta anillos de piedras de refuerzo perimetrales, incluso a veces con algunas lajas de contención. Se trata de pequeñas galerías cubiertas con cobijas que, en los casos que se han conservado, presentan grandes dimensiones.
Dolmen X visto desde atrás. Hoy se puede observar desde la valla que cierra el Área del Celemín, aunque la vegetación lo dificulta.
El dólmen X. En su construcción se emplearon piedras de mediano-gran tamaño para conformar las paredes, pilares, jambas y cubiertas adinteladas o, en alguna ocasión, las paredes de la galería se construyeron de mampostería”. El número diez fue el último que descubrió Brevil pues venía por la cañada de la Jaula desde el Monasterio el Cuervo. Si partimos el recorrido desde el área recreativa del Celemín es el primero que nos encontramos, a la derecha del camino, junto al primer letrero que nos habla de la estructura megalíticas de la provincia de Cádiz. Ha desparecido casi totalmente, al igual que tampoco hay rastro del túmulo y de la cámara funeraria. Sí hay grandes piedras que son restos de los ortostatos y cobijas originales. Brevil, en 1917 describió el dolmen nº 10 de la siguiente forma: “existe un túmulo de guijarros, con , en el centro, una losa de 1m 72 x 1m 15 y bloques poco visibles indicando una galería enterrada, orientada como las otras”.
Blog de Salus. Fotografía de Mergalina en 1924.